Adultos que fingieron ser niños: las historias más perturbadoras que se asemejan al caso Natalia Grace
Cuando la familia Barnett adoptó a Natalia Grace en 2010, pensaron que estaban brindándole un futuro mejor a una niña ucraniana de seis años con una rara forma de enanismo. Sin embargo, la historia dio un giro inesperado: con el tiempo, comenzaron a sospechar que no era una menor, sino una mujer adulta haciéndose pasar por una niña.
Lo que siguió fue una mezcla de denuncias cruzadas, juicios mediáticos y una duda que persiste hasta hoy: ¿fue Natalia una víctima o una estafadora peligrosa?
Michael y Kristine Barnett, sus padres adoptivos, declararon que Natalia mostraba comportamientos violentos, como intentar envenenarlos o empujar a su madre contra una cerca eléctrica. Alegaban que en realidad tenía entre 20 y 30 años al momento de la adopción, y que sufría un trastorno psicológico. A pesar de que médicos la habían evaluado como una menor, lograron modificar legalmente su edad para considerarla adulta y la dejaron sola en un departamento. Años después, fueron procesados por negligencia infantil, pero finalmente absueltos.
El caso fue revisitado en la docuserie "The Curious Case of Natalia Grace", de Investigation Discovery, que reveló nuevas inconsistencias en la versión de los Barnett. Recientemente volvió a popularizarse por la serie Good American Family, donde relatan dicha historia.
Lejos de cerrarse, la historia abrió nuevas preguntas y despertó el interés por otros casos reales con similitudes inquietantes. ¿Es posible que adultos se infiltren en entornos infantiles para manipular o cometer delitos? La respuesta parece ser sí, y hay antecedentes tan o más escalofriantes.
Uno de los casos más impactantes es el de Barbora Skrlová, una mujer checa que fingió ser una niña durante años. Con más de 30 años, se infiltró en una familia en Noruega bajo el nombre de "Adam", haciéndose pasar por un niño huérfano.

Años antes en 2007, en República Checa, había suplantado a una menor con discapacidad y participado en torturas junto a una secta. Su historia inspiró películas y se considera uno de los engaños más siniestros vinculados a la suplantación de identidad infantil.
Otro antecedente llamativo es el de Treva Throneberry, una mujer estadounidense que durante años vivió como adolescente, asistió a escuelas secundarias y convenció a trabajadores sociales de que era una menor víctima de abuso. Cuando fue detenida en 2001, tenía casi 30 años. Como en el caso de Natalia, su aspecto físico y su comportamiento contribuyeron a la confusión.

Aunque no implican el engaño sobre la edad, otros casos como el de las gemelas Gibbons, conocidas como “las gemelas silenciosas”, muestran cómo ciertas dinámicas familiares o psicológicas pueden derivar en historias profundamente perturbadoras.
Nacidas el 11 de abril de 1963 en Barbados, una isla del Caribe, vivían completamente aisladas del mundo exterior, terminaron internadas tras cometer robos y provocar incendios. Hasta crearon un idioma propio para comunicarse. Una de ellas murió misteriosamente en el hospital psiquiátrico, luego de lo que se cree fue un pacto entre ambas.