El Observatorio de Volcanes de Hawái monitorea la situación de cerca, asegurando que, por ahora, no hay necesidad de evacuaciones.

El Kilauea es conocido por su naturaleza impredecible, lo que lo convierte en un foco de estudio constante para vulcanólogos. Si bien sus erupciones crean un espectáculo visual único, también representan desafíos ambientales.

Las emisiones de dióxido de azufre pueden afectar la calidad del aire, y los flujos de lava han cambiado drásticamente el paisaje de la isla, moldeando su geografía y representando una amenaza para infraestructuras cercanas.