"Tucho" Fernández, el cardenal argentino que mueve los hilos del próximo papado: su relación con Francisco y sus posibilidades de sucederlo
Con la partida del papa Francisco, la Iglesia Católica se encuentra ante uno de los momentos más decisivos de su historia reciente: la elección del próximo Pontífice. Y para dicho proceso, entre los protagonistas del cónclave que elegirá al sucesor de Jorge Bergoglio hay un argentino de fuerte peso: Víctor Manuel “Tucho” Fernández, de 62 años.
Desde hace tiempo era el principal teólogo y redactor de confianza del Papa. Su relación con Francisco se remonta a Buenos Aires, y fue él quien redactó los textos clave del pontificado, como “Evangelii Gaudium” y “Amoris Laetitia”. Nombrado como prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe el año pasado, se convirtió en el arquitecto de la reforma eclesial “progresista, inclusiva, misionera y sinodal” que impulsó Francisco desde el Vaticano.
Fernández no solo ganó poder en tiempo récord, sino que pasó de ser un obispo argentino a una figura central en la curia romana. En nueve meses, dejó de ser identificado por su nacionalidad para convertirse en un “curial” de peso propio. Supo redactar gran parte de los documentos pontificios y es el guardián de la línea doctrinal del Papa, resistiendo embates del ala más conservadora de la Iglesia.
Su figura generaba polémica dentro y fuera del Vaticano, en parte por textos como la declaración Fiducia Supplicans, que permitió la bendición a parejas del mismo sexo, desatando críticas en diócesis ultraconservadoras y obligándolo a dar explicaciones incluso en Egipto.
Desde el cargo que ocupa, Tucho Fernández se volvió también un “kingmaker”: no solo votará en el cónclave, sino que mueve piezas, articula alianzas y perfila la Iglesia que vendrá. El Papa lo respaldaba abiertamente, a tal punto que decidió sumarlo al exclusivo Consejo de Cardenales (el C9), que asesoraba al pontífice en reformas clave.
En la trastienda vaticana, su nombre circula como una de las voces más influyentes para orientar la elección del próximo papa. Si bien es elegible como cualquier otro cardenal menor de 80 años, su rol parece más ligado al armado y a la continuidad del legado de Francisco.
Junto a Fernández, hay otros tres argentinos que participarán del cónclave. Uno de ellos es Ángel Sixto Rossi, arzobispo de Córdoba, de 66 años, con perfil pastoral y cercanía al pensamiento franciscano. También estará Vicente Bokalic Iglic, de 72, actual arzobispo de Santiago del Estero y hombre de trayectoria dentro del Episcopado argentino. Y completa el cuarteto Mario Aurelio Poli, de 77 años, arzobispo emérito de Buenos Aires y sucesor directo de Bergoglio en la capital argentina.
Estos cuatro cardenales representan la única voz argentina en la votación que se avecina. Todos fueron designados cardenales por el propio Francisco y comparten, en mayor o menor medida, su mirada pastoral y social. De los 138 cardenales electores menores de 80 años, 73% fueron creados por él, lo que supone una oportunidad histórica para continuar con su proyecto de Iglesia, aún después de su muerte.
Entre los posibles sucesores de Francisco, hay nombres que se repiten en los análisis internacionales: el filipino Luis Antonio Tagle, el italiano Matteo Zuppi, el ghanés Peter Turkson, el húngaro Péter Erdó y el estadounidense Raymond Burke, entre otros. Sin embargo, muchos en Roma coinciden en que el verdadero heredero ideológico del pontífice argentino ya está entre ellos: no tanto como candidato, sino como el estratega que puede garantizar la continuidad del modelo bergogliano, y ese hombre es, sin dudas, Tucho Fernández.