Cerca del 53% de Cuba sufrirá apagones simultáneos durante el horario de mayor consumo eléctrico, según informó la Unión Eléctrica (UNE). Las interrupciones afectan especialmente a las provincias del interior, donde algunos cortes superan las 20 horas diarias, mientras que en La Habana los apagones rotativos oscilan entre cuatro y seis horas cada día.

La crisis energética, que se agravó a finales de 2024 con tres apagones nacionales, continúan en 2025 sin signos de mejora. De hecho, este año ya se registró el mayor índice de afectación en dos años, dejando al 57% del país sin electricidad en una sola jornada.

Para el horario pico, la UNE estima que la capacidad de generación será de 1.624 megavatios (MW), frente a una demanda de 3.280 MW, lo que dejará un déficit de 1.656 MW y obligará a cortes preventivos de hasta 1.726 MW.

Actualmente, siete de las 20 unidades termoeléctricas están fuera de servicio por fallas técnicas o mantenimiento. Además, 85 centrales de generación distribuida y una planta flotante han quedado inoperativas debido a la falta de fueloil y diésel. Mientras el régimen cubano atribuye esta crisis a las sanciones de Estados Unidos, expertos independientes señalan que el problema radica en la infrafinanciación crónica del sector eléctrico, controlado por el Estado desde 1959.

Las infraestructuras energéticas de Cuba están severamente deterioradas tras décadas de uso sin las inversiones necesarias para su modernización.

La escasez de divisas ha impedido la compra de combustible, lo que agrava la situación. De acuerdo con cálculos independientes, el país necesitaría entre 8.000 y 10.000 millones de dólares para recuperar su sistema eléctrico, una inversión que el Gobierno no puede afrontar en el corto plazo.

Los apagones recurrentes afectan gravemente a la economía cubana, que se contrajo un 1,9% en 2023 y no mostró crecimiento en 2024, según cifras oficiales. El Producto Interno Bruto (PIB) sigue por debajo de los niveles previos a 2019, y las previsiones del Gobierno para 2025 apenas contemplan un modesto 1% de crecimiento, lo que refleja la persistente crisis económica y energética que atraviesa la isla.