El Papa Francisco y su lucha a favor de los migrantes: "Todos tienen la misma dignidad"
Entre las acciones que caracterizaron al Papa Francisco y que definieron su visión de una Iglesia más social se encuentra su defensa de los migrantes y refugiados. En un mundo donde se llevan a cabo deportaciones cuestionables, y se limitan los derechos de quienes huyen del horror en busca de una vida mejor, Bergoglio alzó la voz por estas personas y sin dudar, expuso la discriminación que sufren.
Francisco asumió al frente de la Iglesia Católica el 13 de marzo de 2013
Y cuatro meses después, el 8 de julio realizó su primer viaje fuera de Roma, a la isla de Lampedusa, el lugar por el que buscan entrar miles de y refugiados que cruzan el Mar Mediterráneo.
Allí, tiró una corona de flores al mar en memoria de las miles de personas que mueren en esas aguas intentando alcanzar una vida mejor. También dio una homilia que llamó: "La globalización de la indiferencia".
"¿Quién ha llorado por la muerte de estos hermanos y hermanas?", preguntó el Papa ante la presencia de sobrevivientes y residentes locales, que estaban reunidos en un campo deportivo que se usó como lugar de cultoY marcó: "Hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna".
Cuando Francisco fue nombrado como la figura principal del catolicismo, había alrededor de 231 millones de migrantes de diversos países, un año más tarde, en 2024 el número se ubicó cerca de los 281 millones, como consecuencia de los enfrentamientos, la inestabilidad económica y el cambio climático.
A esas cifras hay que sumarle que en 2022, las guerras y persecuciones aumentaron la cantidad de desplazados forzosos arriba de los 100 millones de personas en todo el mundo (cerca del 1,3% de la población global).
Su cruzada a favor de los migrantes continuó y en noviembre de 2014, Francisco habló frente al Parlamento Europeo en Estramburgo y le dijo a sus miembros: "No se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta en un gran cementerio".
En esa línea, cuestionó la "mentalidad xenófoba" que lleva a estigmatizar a los extranjeros y a no brindarles refugio y protección.
Entre los años 2000 y 2014, hubo máss de 22.000 muertes en el Mediterráneo, según lo indicado por organismos eclesiásticos.
En 2015, Francisco puso su atención en la crisis de refugiados que generó la guerra en Siria.
Ese año, más de un millón de personas llegaron a Europa en busca de asilo y el Papa llevó a cabo una acción inédita: instó a cada parroquia, comunidad religiosa y monasterio europeo a albergar al menos a una familia refugiada.Él mismo abrió las puertas del Vaticano y acogió refugiados.
Un año después, se hizo presente en la isla de Lesbos, Grecia, puerta de ingreso de los migrantes que van hacia Europa.
En una acción, nunca antes vista, el Papa regresó con 12 refugiados sirios y les ofreció asilo en Italia.
Francisco sostuvo que se trató de un gesto "puramente humanitario".
Unos meses antes, en febrero de 2016 en el Jubileo de la Misericordia, el Papa había celebrado una misa en Ciudad Juárez, que se encuentra en la frontera entre México y EEUU, y rezó junto a una valla fronteriza.
Sin quedarse callado, se pronunció en contra de la criminalización de las ONG que rescatan refugiados en el Mar Mediterráneo. Lamentó que en Italia y otros países se buscara penalizar a quienes salvan vidas en el mar y recordó que el cristiano tiene el deber de rescatar al projimo.
Cuando Rusia invadió Ucrania en febrero 2022, más de 7 millones de ucranianos escaparon a naciones vecinas, generándose la oleada más importante de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
En ese entonces, Francisco destacó a quienes abrieron sus puertas a las familias ucranianas, pero hizo hincapié en que no había que dejar de lado a los otros pueblos desplazados.
"Todos tienen la misma dignidad", repetía el Sumo Pontífice
En su encíclica Fratelli tutti (2020) denunció que con frecuencia los migrantes "no son considerados suficientemente dignos" y que, aunque nadie en forma abierte niega su humanidad, "en la práctica se los considera menos valiosos, menos importantes, menos humanos", los cual es "inaceptable" si se es cristiano.
SU PREOCUPACIÓN SOBRE LA MIGRACIÓN DE AMÉRICA LATINA
El Papa también centró su atención en la migración de América Latina y una clara muestra fue cuando en febrero de 2016 en su viaje a México brindó una misa en Ciudad Juárez.
"Aquí, en Ciudad Juárez se concentran miles de migrantes. Un camino cargado de terribles injusticias: esclavizados, secuestrados, extorsionados. Muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tráfico humano, de la trata de personas", aseveró.
Hizo hincapié en la "crisis humanitaria" que comprende las rutas completamente peligrosas y violentas que atraviesan los migrantes en busca de trabajo y libertad. Cruzan "montañas, desiertos, caminos inhóspitos", subrayó y aseguró que se trata de una "tragedia humana, un fenómeno global".
"La violencia y la pobreza expulsan a miles hacia el norte", afirmó por lo que llamó a la comunidad internacional a atender esta tragedia entendiendo que son víctimas que ruegan ayuda y justicia.
Sin mencionar a nadie en particular, el Papa envío un claro mensaje: "Construyamos puentes, no muros".
Esa frase coincidió con el momento en el que el ahora presidente de EEUU, Donald Trump, prometía construír un muro para que no ingresaran migrantes desde México.
Francisco también abordó la migración forzada de venezolanos, que huyen del régimen de Nicolás Maduro. En el período comprendido entre 2015 y 2025 más de siete millones de venezolanos se vieron obligados a dejar su tierra.
Si bien a raíz de la situación, Francisco no pudo viajar a Venezuela, sí visitó países vecinos como Colombia en septiembre de 2017 donde elogió que recibieran a los venezolanos.
En el 2021 el Gobierno colombiano llevó adelante un Estatuto de Protección Temporal con el objetivo de regularizar a los venezolanos, lo cual benefició a más de 1,7 millones de individuos.
El Papa tomó esta acción como un ejemplo para el mundo. "¡Gracias a Colombia por ayudar a los migrantes!", resaltó en un Ángelus, recalcando que a pesar de ser un país con sus propios problemas, Colombia tuvo "el valor de mirar a estos migrantes" y otorgarles un estatus legal de protección.
Si bien el Papa siempre remarcó que migrar es un derecho, también marcó que "existe el derecho a no tener que migrar", ya que, las personas tendrían que poder vivir en su tierra con trabajo y libertad. Por eso, llamó a atender las causas de fondo que llevan a que alguien se vea obligado a dejar su país, debido, a la violencia, la pobreza extrema, la corrupción, entre otros motivos.