Legislador y referente de Unión Porteña Libertaria, Santoro habla sin rodeos sobre su estrategia electoral, su mirada crítica del PRO, la gestión del presupuesto porteño y por qué, según él, votarlo representa un “voto útil” para los porteños.

¿Cuáles son los ejes de tu campaña?

El orden público, la seguridad, lo que tiene que ver con el desarrollo económico y con el funcionamiento del Estado.

Una de las columnas vertebrales de nuestra campaña es el manejo del presupuesto de la Ciudad de Buenos Aires: cómo se gasta, en qué se gasta, qué impuestos se recaudan y cuánto se recauda. Calidad del gasto y calidad de la recaudación.

Hay mucho margen para achicar gastos e impuestos. Solo en la última discusión presupuestaria, gracias al trabajo que realicé desde mi banca, logramos ajustar en impuestos y en gastos $330.000 millones del proyecto original del Poder Ejecutivo. Esto significa un ahorro de al menos $150.000 por contribuyente porteño para este año.

Hay que exigirle al Gobierno nacional que cumpla con las resoluciones judiciales por el tema de coparticipación.

¿Cómo ves al PRO en esta elección y el contexto político?

La gestión de Jorge Macri no terminó de arrancar. Heredó una gestión venida a menos, deslucida, y creo que eso se acrecentó con la nueva gestión.

Larreta es el responsable de que haya olor a pis.

El PRO después de 18 años no es capaz de conseguir un candidato del distrito. Es un fracaso político, como estructura partidaria. Si no sos capaz de sacar de tus propias vísceras un candidato de tu lugar de gestión y trabajo, hay un problema.

Vamos a un camino de cambio. Inevitablemente, el PRO va a terminar integrando un espacio más amplio. Esta en un lento proceso de agonía.

¿Qué pensas de Adorni como candidato?

Adorni no es una opción, es una necesidad. Hay una clara intención de La Libertad Avanza  de destruir al PRO. Van a noquearlos en esta elección.

(Cabe destacar que, recientemente, Yamil Santoro presentó una denuncia contra el vocero ante la Oficina Anticorrupción “por utilizar recursos y medios públicos para autopromoción”).

¿Qué buscaban transmitir con la falsa candidatura de tu hermano Leandro Santoro?

Lo que hubo fue una simulación lícita acerca de quién iba, teóricamente, a ser el candidato, y dentro de los plazos legales para que no lo sea, lo cambiamos. Es decir, no llegamos a constituir una testimonial ni una candidatura falsa. Lo que sí generamos fue un golpe de impacto mediático. Salió mejor de lo originalmente planteado porque el gran desafío que teníamos nosotros, por un lado, era lograr visibilización de nuestra propuesta electoral y conversaciones al respecto.

Pero además, llevamos a las personas que le hicieron tanto daño al país a llorar por injusticia, robo y estafa; es decir, pusimos a los victimarios en el rol de víctimas.

Al revertir la situación, sincerando que el candidato soy yo y que el logo no tenía nada que ver con el de ellos, los hicimos quedar en offside. Así que, por mi lado, muy satisfecho con cómo se dieron las cosas.

¿Qué les dirías a quienes no les pareció ético?

¿Cuál sería la controversia? Planteamos un candidato dentro del plazo legal en el que se podía cambiar de idea. En esa línea, no creo que hayamos hecho nada éticamente reprochable. Por supuesto, las opiniones son todas respetables.

Soy el candidato, que es lo que muchos pretendían. Todo eso lo teníamos resuelto y definido desde el primer momento. No es que teníamos una idea y después cambiamos. Desde el primer día llevamos adelante la campaña con este objetivo.

Creo que lo que hicimos fue aprovechar dos hitos que no son tan relevantes ni noticiables —el cierre de la llama y la composición final de una lista— para generar un volumen conversacional espectacular.

Imaginate que lo que menos me interesa es llevar un logo que se parezca ni remotamente al kirchnerismo. Al contrario de lo que algunos decían —que me iba a “afanar” votos ajenos—, lo que iba a terminar pasando es que mis propios votantes probablemente se iban a ir por no querer votar algo relacionado al kirchnerismo.

¿Santoro se enojó por esta “operación” con el nombre compartido?

Santoro (Es Ahora Buenos Aires) es una persona a la cual yo le tengo cariño y respeto. Pero también creo que uno no solamente vale a título individual, sino que también importan las personas de las cuales uno se rodea y el espacio que a uno lo impulsa y lo financia.

Estaba enojado, tanto con lo del logo como con lo del nombre. Más allá de la relación que yo pueda tener, no le podía adelantar que no iba a competir ni mi hermano ni con ese logo.

La verdad es que diría que el decepcionado soy yo. Leandro tenía la oportunidad de empezar a representar algo distinto, de construir desde otro lado, y terminó metiendo camporistas y delincuentes en su lista.

¿Crees que el contexto de la lista le resta a Leandro Santoro (Es Ahora Buenos Aires)?

Creo que a él le resta parte de su pasado: abrazarse con Cristina, con Massa, con Alberto. Que Massa salga públicamente a decir que hay que votar a Leandro creo que le resta, porque termina evidenciando que, por fuera de Leandro Santoro, se trata del “Frente de Chorros”. Siguen todos ahí, escondidos detrás.

Afirmaste que iban a ser la gran sorpresa de esta elección… ¿Seguís creyendo lo mismo?

Creo que hasta acá ya lo fuimos, definitivamente lo hemos logrado. Creo que no hay que confundir las formas con el fondo. Nuestra propuesta es la más sólida por escándalo.

Soy el candidato académicamente más formado de esta elección. Soy el diputado más prolífico entre los que hoy se candidatean. Estoy hace un año en la Legislatura y ya llevo más de 167 proyectos presentados.

Muchos hoy piden el voto para ser reelectos, cuando en estos cuatro años no hicieron muchas de las cosas que ahora prometen. Además, creo que tenemos la osadía y la creatividad para plantear o exponer propuestas —o cosas que ya hicimos— de una forma llamativa.

Vamos a seguir siendo noticia y espero que lo seamos por las razones correctas. Lo de mi hermano, si bien tuvo un impacto mediático importante, para mí no es ese el valor, sino la oportunidad que nos dio de explicar por qué es importante que nos voten.

Votarme a mí es un voto útil.

Finalmente, ¿crees que tu estrategia te acercó a los votantes?

Nos dio la oportunidad de contar por qué y para qué es importante que nos voten. Pudimos poner sobre la mesa, en muchas entrevistas, que votarnos hace una diferencia: la diferencia entre tener un diputado liberal que genera resultados y otros que no.

Desde ese ámbito, siento que fue una ganancia. Por supuesto que hay fans de la estrategia y gente que no está tan contenta, pero entiendo que, siendo que nosotros —a diferencia de muchos otros— no estamos financiados con fondos públicos y no cometimos ningún ilícito para llevar adelante nuestra propuesta, el uso de una picardía como esta es, cuanto menos, tolerable.